jueves, 24 de enero de 2008

Como los chicles

Hace unos días me hicieron leer un fragmento de un libro donde la autora redactaba en primera persona como fue que se desgastó, como se deshizo y como se esfumó la hermosa relación que mantenía con un hombre.

Era mágica, todo andaba a la perfección hasta que por asalto y con ganas de perpetuar tanto ¨hermosos momentos¨, comenzó a sentir las ganas incontrolables de ponerle nombre a eso que le estaba pasando, adhosarle un nombre a él, ponerle fechas y festejos a la relación, adjudicarles proyectos, encontrarle razones, y hasta analizar gestos. (por ahi ya estoy exagerando y estoy condimentando con ideas mías, lo acepto, pero bueh...escribo lo que quiero o no?)

Volviendo al punto, conclusión, esta mujer rotuladora y este hombre que aceptó el juego, en poco tiempo destruyeron y limpiaron todo encanto y todo amor que les venía sucediendo. Le dieron UN MANTO DE REALIDAD a algo tan genuino y tan real que no hacía falta cambiarle nada.

No hay fórmulas para perpetuar instantes, sensaciones y sentimientos. Nada es para siempre, pero cada cosa tiene un tiempo de duración, como los chicles...

Ponerle nombres a las cosas, es escupir el beldent antes de que se le vaya el gusto.

Y chau

4 comentarios:

Liduvina dijo...

Es como escribir un cuento con infinito amor, y ponerle un título.
Jamás una simple oración describe ni un 10% del contenido.

Siempre es al pedo, y parece ser necesario.

Pfff.

Pher Capria dijo...

No. Exacto.
Habría que ir por la vida sin nombres.

Me gustaron tus Blogs!, sobre todo el de ¨mozo, traigame el postre de las nenas!¨

(lastima que no se los pueda comentar)

El que corta el bacalao dijo...

no me gusta que te este auspiciando beldent.

sabelo.

Pher Capria dijo...

de algo hay que vivir, Sr. Pez